Ahora vamos a poner en escena un texto expositivo breve y vamos a resumirlo.
Aplicamos aquí los siguientes pasos, a la luz de las propuestas teóricas de Teun
van Dijk (1983) y Teodoro Álvarez (1999):
1. Definir
el subtipo (definición-descripción, clasificación-tipología,
comparación-contraste, causa-consecuencia, problema-solución,
pregunta-respuesta)
2. Descripción
del propósito del texto.
3. Análisis
y selección de la información: dividir el texto en párrafos y localizar la idea
central de cada uno. Para ello se pueden aplicar las macrorreglas de Van Dijk
(supresión, generalización y construcción).
4. Eliminación
de la información redundante o no sustancial. En este paso, se aplica de nuevo
la macrorregla de supresión.
5. Jerarquización
de las ideas
6. Definición de las inferencias o sobreentendidos (para esto, sirve mucho la macrorregla de
construcción).
7. Reescritura
del texto uniendo cohesivamente las ideas conseguidas.
De la mano de las propuestas de Teun van Dijk y de Teodoro Álvarez, miremos los posibles pasos para la realización de un resumen de textos expositivo-explicativos y argumentativos.
Para vincular las
microproposiciones con las macroproposiciones, se hace necesaria la ejecución
de procedimientos a los que Teun van Dijk llama macrorreglas, cuya función
consiste en resumir la información semántica de varias proposiciones en una
sola; dicho de otro modo, se trata de reducir su significado a lo esencial y
también de recordar un texto. De hecho, esta reducción de información semántica
resulta fundamental para poder comprender, almacenar y reproducir discursos. Además,
se realiza de acuerdo con el tipo de texto, con los conocimientos previos y con
la competencia textual que posea el lector. Otra característica de las
macrorreglas tiene que ver con su naturaleza organizadora. Las diversas
macrorreglas que propone van Dijk, para llegar a captar lo esencial de un texto
e inferir las macroestructuras, son las siguientes:
oSupresión. Radica en eliminar la
información de poca importancia y no necesaria para comprender lo fundamental.
En consecuencia, se pueden omitir detalles, repeticiones, ejemplos, explicaciones,
ampliaciones, pero no quitar información que afecte la estructura fundamental
del texto.
oGeneralización. Consiste en la presentación
comprimida de información, en una proposición o palabra, que puede
generalizarse o que puede sustituirse por una nueva proposición que implique
conceptualmente a aquellas omitidas; precisamente es lo que ocurre con los hiperónimos que son palabras cuyo
significado incluye el de otras; por ejemplo: usar la denominación árboles frutales en lugar de mango,
ciruelo, manzano. Eso sí, una de las condiciones de la generalización es que
debe ser mínima: no se toman conceptos generales arbitrariamente, sino
superconceptos inmediatos. Cabe anotar que la información eliminada por la
aplicación de estas dos reglas es irrecuperable, porque resulta imposible
aplicar las macrorreglas al contrario para llegar de nuevo a las mismas
proposiciones.
oConstrucción o integración. Propone la reelaboración de
ideas que están diseminadas por todo el texto o se han expresado de manera compleja
o imprecisa en una proposición o texto equivalente al original, pero más corto.
La aplicación de esta macrorregla está directamente relacionada con nuestro
conocimiento del mundo. Dijk sugiere la aplicación de las macrorreglas en el
siguiente orden: construcción, supresión, generalización, aunque advierte que
en la práctica, no todo usuario de una lengua aplicará las reglas de la misma
forma, depende de lo que cada uno considere pertinente según la tarea, los
intereses, el conocimiento, las normas y los valores.
sábado, 11 de febrero de 2012
Concepto de texto
Les comparto este capítulo memorable de Enrique Bernárdez, tomado de su libro Introducción a la Lingüística del Texto (1982, Madrid, Espasa-Calpe). Espero que lo disfruten
Aquí se estudian las estrategias que pone en marcha el autor para persuadir
a su público. Abundan las posibilidades; sin embargo, la elección de cualquiera de ellas depende del tipo de texto, del público al que se dirige y de la intención del hablante. En un texto académico, algunas de las más efectivvas estrategias retóricas son la comparación, la analogía, la citación de autoridades, la ejemplificación, la paráfrasis, la introducción de recursos organizadores, la alusión a otros textos, etc.
Nivel microestructural
Expresa la
estructura local de un discurso. Está integrado por las ideas principales del texto y sus relaciones. Aquí se pueden reconocer las
señales textuales de causa/efecto, condición/consecuencia, medio/meta,
indicadores temporales como los adverbios o recursos de producción como
ampliación, ejemplificación, evaluación, etc. Las microestructuras, entonces, constituyen la base
proposicional del texto, compuestas por una secuencia de proposiciones
interconectadas cuyos vínculos vienen determinados por relaciones de
referencialidad. Para
vincular las microproposiciones con las macroproposiciones, se hace necesaria
la ejecución de procedimientos a los que van Dijk llama macrorreglas,
cuya función consiste en resumir la información semántica de varias
proposiciones en una sola; dicho de otro modo, se trata de reducir su
significado a lo esencial y también de recordar un texto. De hecho, esta
reducción de información semántica resulta fundamental para poder comprender,
almacenar y reproducir discursos. Además, se realiza de acuerdo con el tipo de
texto, con los conocimientos previos y con la competencia textual que posea el
lector. Otra característica de las macrorreglas tiene que ver con su naturaleza
organizadora.
Nivel estilístico
Se ocupa de la manera, el modo, el estilo, el registro que emplea el autor para mover sus ideas. Esta elección no es absolutamente libre, sino que resulta previamente
determinada por las características que establecen los tipos de discurso y los
contextos sociales donde circulan esos discursos. Así, se reconocen estilos
bien diferenciados: periodístico, educativo, legal, científico, administrativo,
etc. El desarrollo de una Conciencia del Lenguaje le define al autor la posibilidad de emplear estilísticas oportunas en medios textuales diversos.
Nivel macroestructural
Está conformado pormacroestructuras semánticas
(llamadas macroproposiciones que implican la reconstrucción teórica de
nociones como ‘tema’ o ‘asunto’ y tienen que ver con el contenido global
de un discurso).En lugar de partir del análisis de la oración y
de sus componentes, Teun van Dijk lo hace desde unidades mayores de contenido a
las que denomina macroestructuras (proposiciones que sintetizan el tema que
atraviesa todo el texto). Así las cosas, en
el proceso de comprensión de un texto complejo, un lector puede realizar la
tarea de abstraer de ese todo una idea global del tema que trata, tarea a la
que, como usuarios, damos el nombre de resumir el tema de un discurso. En el
proceso de producción de un texto, la formación de la macroestructura global
aparece en las etapas de planificación y revisión, ya que el sostenimiento y
progreso del tema guían el proceso de escritura. Vale recordar que este nivel
interviene en la asignación de coherencia y, por lo tanto, permite diferenciar
un texto de un no texto. En otras palabras, las superestructuras se “llenan” de
contenido con las macroestructuras y éstas, a su vez, se despliegan en las
microestructuras.
Nivel superestructural
Responde a la pregunta por el tipo de texto y su modo de organización. Responde a imágenes mentales (guiones, formatos, esquemas) que ayudan al lector en la identificación de un patrón organizativo, a partir del cual se pueden "llenar las ideas". Se refiere a la estructura esquemática que
define la ordenación global del discurso y las relaciones (jerárquicas) de sus
respectivos fragmentos, de manera que, mientras la macroestructura organiza
únicamente el contenido global del discurso, una superestructura ordena las
macroproposiciones y determina si el discurso es o no completo. Esto quiere
decir que la superestructura controla la formación de las macroproposiciones,
concepto que sirve de base a la consideración de una tipología textual. Por
otro lado, contempla los formatos globales de los textos, independientemente
del contenido. Las superestructuras, de esta manera, constituyen y determinan
la naturaleza arquitectónica de cada texto. Este nivel orienta el montaje de la
base textual y el desarrollo temático del texto en esquemas globales y
canónicos de organización. Tales esquemas convencionales intervienen en la
asignación del sentido porque, desde la comprensión, los lectores los reconocen
como formas típicas y, desde la producción, los usuarios toman la decisión del
tipo o formato que darán al texto, en paralelo con las disposiciones
relacionadas con el asunto o tema.
Dimensión pragmática
La dimensión pragmática se desprende del valor comunicativo del texto. Esta dimensión determina el comportamiento de las otras dimensiones y niveles. Aquí la intención, el propósito, la imagen que quiere proyectar el autor, lo que quiere del lector, el análisis contextual y la identificación de ideologías que atraviesan el intercambio resultan vitales.
Dimensión semántica
Toda la dimensión semántica gira en torno al significado de las palabras o expresiones. Esta dimensión incluye aquellos sentidos que son convencionales y generales, como los figurados. No podemos olvidar -ya lo decía Wittgenstein- que una palabra "no tiene definiciones, sino usos", de ahí que los sentidos que puede adquirir cualquier término dependen del contexto, la intención, la cultura y los malabares del autor mismo por "apalabrar" otras realidades.
Dimensión sintáctica
Del mismo modo que la dimensión morfológica se centra en la palabra, la sintáctica lo hace en la oración. Contempla una serie de reglas, algunas
rígidas y otras flexibles que permiten al usuario reconocer y producir
oraciones bien construidas.Cuando advertimos que el autor construye oraciones cortas o largas, independientes o subordinadas, rodeos o frases contundentes, estamos hablando de lo sintáctico. De igual manera, cuando sigue o no el orden lógico de la oración. No puede olvidarse, eso sí, que cualquiera de estas elecciones depende de lo pragmático y lo superestructural.
Dimensión morfológica
Se ocupa de las
palabras y sus accidentes: género (masculino, femenino, neutro), número
(singular, plural), tiempos, modos verbales (indicativo, subjuntivo, imperativo e infinitivo), voces (activa, pasiva, perifrástica), casos del pronombre, etc. A pesar de su carácter aparentemente aislado de la dinámica textual, la dimensión morfológica es vital para la comunicación, ya que en la voz elocutiva o en el tratamiento que se dé al lector, se configura la distancia o acercamiento entre el autor y su público.
Dimensión notacional
La dimensión notacional comprende el conjunto de elementos aparentemente superficiales que saltan a la vista al primer contacto con el texto: los elementos paratextuales, las imágenes, el diseño, el tipo de papel, el formato de letra, el tamaño del texto, los estilos para uso de mayúsculas y minúsculas, la ortografía, la puntuación, los nomencladores, los recuadros y hasta los espacios vacíos (sangrías, interlíneas, márgenes...). Todo esto nace de las convenciones propias de la escritura que marcan diferencias profundas con la oralidad.
Introducción al tema de Dimensiones y Niveles del Texto
Presentamos estas consideraciones de la mano de los primeros trabajos de Teun van Dijk en La
ciencia del texto (1983) y en Estructuras
y funciones del discurso (1978). Reconocemos, además, el excelente despliegue teórico y metodológico de la Cátedra de Redacción desarrollada por la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional del Rosario. Tratamiento más amplio sobre este tema puede observarse en el libro Didáctica de la comprensión y producción de textos académicos (2009) de Zahyra Camargo, Graciela Uribe y Miguel Ángel Caro.